-Tiermes y La Serranía de Guadalajara-

Tiermes y La Serranía de Guadalajara

Por los entornos de la Sierra de la Pela, hacia los valles de los ríos Dulce y Salado

En la tierra de Ayllón en Soria, abrimos una puerta a la historia, visitando el Yacimiento Arqueológico de Tiermes. Una fortaleza celtíbera, aliada de Numancia, luego ciudad del Imperio Romano. Descubriremos una singular arquitectura rupestre, por lo que ha sido llamada la “Petra de Occidente”, con construcciones de areniscas y arcillas de color rojo, por contenido en mineral de hierro (hematites). En el museo veremos los detales arqueológicos de la ingeniería romana, en la conducción de agua a la ciudad.

Discurre nuestra ruta por paisajes singulares y diversos, pues nos encontrarnos en el sector de enlace entre el Sistema Central y la Cordillera Ibérica.

En la primera parte de la ruta, las pequeñas sierras, de edad Paleozoicas, son de pizarras, cuarcitas y esquistos del Silúrico, Ordovícico y Pérmico, que dan relieves abruptos.

En la segunda parte, los terrenos son de edad Mesozoica, de la Cordillera Ibérica, que tienen relieves en cuesta son de areniscas y arcillas, como las del Yacimiento de Tiermes, (del Trías inferior –Buntsandsteim) rocas de 200 M.a. de antigüedad; también dolomías y calizas (del Trías Medio -Muschelkalk), y otras arcillas yesíferas y saliníferas (del Trías superior –Keuper) que se formaron en una antigua cuenca marina a la que llegaban masas de sedimentos desde los ríos.

También el paisaje de rocas carbonatadas, que dan lugar a los cañones y elevaciones de los cerros de calizas, muy deformadas y con muchos pliegues.

En las inmediaciones de Miedes de Atienza, ya en Guadalajara, pasamos por la sierra del Bulejo, al Este de la Sierra de la Pela, una montaña de las más orientales y de menor altura del Sistema Central, situada entre las provincias de Segovia, Soria y Guadalajara. Paisaje de parameras calizas salpicadas de encinas, carrascas, sabinas, enebros y robles, en roquedo calizo y las tierras de labor; y apriscos de ganado pegados a las rocas; y de cuando en cuando pequeños pueblos, de arquitectura sobria, que nos sorprenderán. En ellos veremos muestras singulares de arte románico: ermitas, pequeñas iglesias, restos de murallas, casas blasonadas, en aldeas de esta estepa castellana, como Losada, Valdevenedizo, Castro del municipio de Retortillo de Soria; y en Miedes de Atienza, todos muy despoblados.

Después, rodamos por un paisaje de arcillas, areniscas y brechas (rocas del Pérmico -edad Paleozoica-), y también rocas volcánicas (andesitas, de 280 millones de antigüedad), de tonos verdosos y negros, utilizadas para balasto, áridos y gravillas, y pizarras negras del Silúrico (Paleozoico), explotadas como minas de grafito, y que contienen piritas.

Nos acercamos a Atienza, la población más importante. Aquí circulamos por arcillas y arenas y sobre ellas rocas calcáreas (del Cretácico Medio), son las calizas, donde se ubica la población y el castillo de Atienza, primero fortificación celtibera y luego árabe y cristiana.

En Atienza, visitamos el museo paleontológico de San Bartolomé, con 3.500 especies de fósiles, y recorremos el conjunto urbano, con edificios singulares: monasterios, ermitas y plazas, … arquitectura notable desde la edad media, pues fue encuentro de cultura, de sales, y confluencia de caminos: del Cid, del Románico y del Quijote.

Seguimos a Riofrío del Llano y después a Santamera, localidades de Guadalajara. Aquí encontramos un espectacular cañón de caliza (de edad Cretácica), que ha labrado el río Salado. El desfiladero tiene enormes paredes de piedra que nos va cerrando, con cuevas, techos desplomes, rocas karstificadas, peñascos y cuchillares y donde observaremos de cerca buitres posados, alimoche y águila real. Las aguas del río Salado están embalsadas para riego en la presa del Atance, aguas que inundaron el pueblo. En estas rocas podemos observar fósiles (braquiópodos, bivalvos, gasterópodos, amonites y equinodermos del Cretácico Superior).

También un yacimiento del Triásico superior (235 millones de años ) con restos de reptiles marinos, que vivían en aguas cálidas y poco profundas del antiguo Mar de Tethys, y un grupo particular de reptiles denominados ‘sauropterigios’.

En Olmeda de Jadraque veremos salinas, construidas en la Edad Media. Pero solo quedan restos del siglo XVIII. Su producción fue junto con Imón de las más importantes de la zona. Las sales quedan intercaladas en los estratos de las arcillas rojas, y han sido explotadas desde épocas romanas. Las sales proceden de los sedimentos del Keuper (Triásico superior), y Jurásico, (hace unos 200-250 millones de años), cuando se evapora el agua del mar de Tethys, y fue dejando una costra salina sobre la superficie, en un clima cálido y árido. Aquí encontramos aragonitos, jancitos de Compostela, y fósiles animales.

Estos ambientes hipersalinos influyen sobre la fisiología de algunas especies de fauna y flora que constituyen una rareza por su ubicación, a 1.000 metros de altitud y a más de 400 kilómetros de cualquier mar actual. A estos valores naturales se une el interés como patrimonio cultural de una a actividad preindustrial de gran importancia económica regional, pues surtían de sal a muchos pueblos del interior de España.

Continuamos a Carabias y a Palazuelos, un pueblo este, con más de 2 km de muralla, y una trama urbana medieval. Y llegamos a Sigüenza, ciudad donde conoceremos su patrimonio arquitectónico-artístico. Con castillo o alcázar y hoy parador, la catedral, iglesias, alguna de ellas románica, la plaza mayor, palacios, puertas y torreones, judería, calles y plazas.

Vamos a continuar a Barbatona, caserío pequeño, muy tranquilo y nos dirigimos, por las parameras salpicadas de vegetación de encina con sabinas y enebros, hacia el barranco del río Dulce, un profundo cañón excavado, donde recrearnos con la observación de los potentes estratos de caliza, donde veremos capas sucesivas de todo el Mesozoico (Triásico, Jurásico y Cretácico). La roca, la vegetación de ribera y la fauna rupícola crean un paisaje de gran atractivo y valor ecológico, donde la figura de Félix Rodríguez de la Fuente está ligada, pues fue utilizado para la filmación de sus documentales. Se pueden observar en las rocas variedad de fósiles, aragonitos, cuarzo hematoidéo (Jacinto de Compostela) y yesos de color rojo intenso, entre las “arcillas del Keuper” que quedan al descubierto, en las profundas capas del Triásico Superior.

La disolución de las rocas calizas en el cañón, han originado formaciones geomorfológicas que nos llaman la atención, en el recorrido que hacemos por el fondo del valle a lo largo del cañón, como ciudades encantadas, lapiaces, cuevas, simas, torcas, dolinas o edificios tobáceos, incluso cascadas en los afluentes laterales y meandros abandonados. Laderas con encinas, quejigos y enebros y en el cauce chopos, álamos, sauces y fresnos. Vamos a ver numerosos buitres leonados, águila real, halcones, chovas y grajillas, que viven en los cortados.

Pasaremos por pueblos singulares y curiosos: Pelegrina, con castillo e iglesia románica. La Cabrera, uno de los pueblos más pequeños, la disposición encajonada de su caserío, la arquitectura serrana con Iglesia románica y molino (para fabricar papel moneda, en reinado de Alfonso XIII), y su entorno natural, le dan una armonía calmosa. Después iremos a Aragosa y Mandayona, con un centro de interpretación del Parque.

Ahora continuamos aguas abajo a Villaseca de Henares en la orilla del río Dulce, poco antes de la desembocadura al río Henares, y cerca de la población de Matillas, punto de comunicación entre el Alto Henares y la Alta Alcarria, desde donde ascendemos el valle del Henares, paralelos a la vía del ferrocarril y siguiendo el canal, hasta Baides, con museo ferroviario y alojamiento singular en vagones de tren.

Ruta de 2 o 3 días